¡GRACIAS!

Esta quinta versión nos atravesó el corazón de principio a fin.

Cada obra que llegó a nuestro festival nos recordó por qué hacemos esto: porque detrás de cada historia hay una vida, un territorio que resiste, una voz que quiere ser escuchada. Amamos cada corto recibido, cada proceso creativo que decidió confiar en nosotros y cada mirada que se abrió camino para mostrarnos su forma única de habitar el mundo.

En esta edición sentimos profundamente el territorio: sus luchas, sus afectos, sus búsquedas. Apreciamos cada detalle, cada paisaje, cada memoria que los realizadores decidieron compartir. Cada obra fue un puente que nos acercó a historias que merecen ser contadas, celebradas y abrazadas.

Nos vamos con el alma llena de gratitud, conmovidos por la sensibilidad de quienes participaron, por la diversidad de voces, por los caminos recorridos para llegar hasta aquí. Cerramos esta versión con la certeza de que el cine sigue siendo un espacio para encontrarnos, reconocernos y seguir construyendo desde el amor, la identidad y la comunidad.

Gracias por permitirnos sentir tanto.
Gracias por escribir esta versión con nosotros.
Y gracias por recordarnos que narrar el territorio también es una forma de cuidarlo.